jueves, 22 de enero de 2009

Un ejemplo a seguir

Todos (o al menos casi todos) los padres aman a sus hijos. Cuando una enfermedad se cierne sobre ellos, algunos se ponen a rezar en busca de un milagro.... Otros no:

"No hay ninguna necesidad más grande en la niñez que la de la protección de un padre. Beatrice Rienhoff, de cinco años, es una niña con una enfermedad genética sin diagnosticar que ha deambulado por los mejores médicos del mundo sin encontrar diagnóstico ni cura. Está enferma pero tiene al mejor padre del mundo. Hugh Rienhoff ha desafiado los mecanismos burocráticos de la investigación genética para identificar en el ático de su casa, tras miles de horas de estudio, uno de los genes responsables del mal de su hija. La esperanza se trabaja."

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